Hoy quiero compartir una canción de Salvador
Cardenal, junto a ella comparto una historia, la historia de un encuentro con
la ecología.”
Fue en una tarde de viernes, quizás en enero,
seguro en 2009. Unos amigos y yo disfrutábamos de nuestra existencia frente a las costas del majestuoso Cocibolca,
cuando divisamos la terrorífica escena de basura y desolación, las costas de
nuestro lago eran el basurero municipal, la chureca del pueblo, en ese instante
decidimos hacer algo al respecto. En la
historia como en la vida y como el amor es de momentos y en ese momento me embarque
en un viaje que aún no termino, inicie mi introducción al estudio y
entendimiento de la problemática socio ambiental en Nicaragua.
El pragmatismo siempre fue un aliado de la
esperanza, las acciones que implementamos sin tener la menor idea de la
teoría-organizacional y metodológica. Decidimos darle un nombre a nuestro acto
desesperado por salvar nuestro lago, le llamamos “Nicaragua Eco- Lógica”. El
movimiento ambientalista juvenil tendría a la “razón” como bandera, el
matrimonio entre la ecología y la razón.
Éramos chavalos universitarios en plena
anarquía social, creíamos que todo era posible y que lo único que se necesitaba
era el deseo de cambiar el mundo y cuando hablo del mundo me refiero al pueblo, cuando hablo del pueblo me refiero al pedazo de costa que podríamos impactar.
Comenzamos a realizar maratónicas reuniones del
alto mando ejecutivo de “Nicaragua Eco-lógica”, el poeta que todo lo convertía
en poesía, el ingeniero que todo lo convertía en ingeniera, el arquitecto que
todo lo convertía en metodología, la chavala que todo lo convertía en
filantropía, el mafioso que todo lo convertía en chabacanería y el abogado que se quedó con la filosofía. Respirábamos revolución más evolución y
anarquía, queríamos que pasara algo, queríamos que cambiara todo, un mejor
país, una mejor ciudad.
El evento que ideamos fue el tsunami ambiental “en
honor a Salvador Cardenal”, era una jornada de limpieza y concientización en
las costas del Cocibolca, la limpieza era simbólica la concientización era
nuestro objetivo. Un jueves de fiesta se nos ocurrió realizar el carnavalito ambiental,
una especie de protesta promocional en la calzada (calle de restaurantes y
bares). Conectamos con la escuela de comedia y mimo, el atabal y otros amigos. El día de la intervención artístico cultural, entramos en manera de protesta en
aquella fiesta romana, un sábado con lleno total, el evento fue un éxito completo,
se nos unieron los muchachos que viven en la calle, los turistas y los artistas
y entre todos protestamos una vez más contra la degradación ambiental. Recuerdo el grito “NO
MAS BASURA”, “NO MAS BASURA!, los carteles, el baile, la música y el relajo.
El día domingo a las 6 de la mañana a como fue
planificado, interrumpimos en la plazoleta del parque central, donde las armas
de fuego por alguna extraña razón apuntan a la catedral, llegaron los amigos,
llegaron los turistas y voluntarios, también llegaron los muchachos que viven
en la calle, los olvidados y juntxs todxs marchamos, rumbo al lago, rumbo a la utopía de
querer cambiar, fue un momento especial que nunca voy a olvidar, fue mi introducción
a SALVADOR CARDENAL.
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